La potencia
del aprendizaje por descubrimiento radica en el contacto directo que niños y
niñas tienen con el entorno. A través de la experiencia de sus sentidos
vitales, del tacto, el movimiento y el equilibrio, se favorecen las redes y
conexiones internas que beneficiarán la óptima maduración biológica,
despertando las ganas de aprender y de explorar, facilitando el desarrollo
motriz y activando su imaginación a través del juego.
El
movimiento corporal coordinado y la alegría de descubrir el mundo con ayuda de
todos los sentidos, es un don natural durante la primera infancia. Y cuando
esta experiencia se da en relación con otros, aparecen nuevas posibilidades de
aprendizaje, respecto de sí mismo y los pares: convivir, explorar juntos,
arriesgarse y cuidarse mutuamente.
Relacionarse
con la naturaleza, el árbol, el río, los animales, son aspectos connaturales al
ser humano y en la medida que se faciliten y amplíen estos vínculos al medio en
el cual crecemos, más posibilidades existen que sus beneficios se extiendan a
los años que siguen.
Recomendaciones
- La experiencia al aire libre de los niños y niñas debe ser más intensiva que extensiva
- No se recomienda la actividad aeróbica (no es necesario agotarlos, sino sólo que interactúen con el entorno)
- Ya que su capacidad de asombro es absoluta, en cada rincón encuentran un universo. No es necesario dar la vuelta al mundo para conocerlo todo, en un pequeño espacio podrán aprender muchas cosas.
- Hay que evitar la sobre dirección, no hay que tratar de dirigirlos ni de planificar tanto estas salidas (“hoy vamos a llegar a la punta del cerro”).
- Ocuparse de los cuidados necesarios para que disfruten esta actividad (bloqueador solar, agua, frutas, etc.).
- Se trata fundamentalmente de brindar la posibilidad del encuentro con el entorno en base a los sentidos del tacto, equilibrio, movimiento y experiencia vital.
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